OTRAS HERRAMIENTAS

ARTETERAPIA A TRAVÉS DEL MANDALA
CULTIVO DEL MUNDO INTERIOR PARA MEJORAR LA AUTOESTIMA

El mandala es una imagen formada por un círculo en cuyo interior se representan formas, comúnmente abstractas, de diseños decorativos dispuestos bellamente entorno al centro del círculo. La forma pura del círculo, donde los puntos que lo configuran son equidistantes de un centro, dan a este lugar central un valor máximo por lo cual confiere  un fuerte sentimiento de armonía, estabilidad y conexión.

 

En su origen perteneció a la esfera de lo religioso y/o de lo mágico. Su significación, además de rueda, expresaba conceptos absolutos: unidad, integración, proceso, perfección, eterno, infinito. El centro del mandala representa al “Ser Verdadero” que el sujeto intenta alcanzar mediante un proceso de individuación.

Psicológicamente, los mándalas representan la totalidad de nuestro ser, reflejan la integridad de la psique humana. Dado que todo lo que “yo soy” se encuentra definido dentro de los límites del círculo propicia la energía del autocuidado y autocariño y la libre expresión personal, aspectos esenciales para el desarrollo de la autoestima.

Luego a través del psicoanalista Jung fue introducido en la psicología como una herramienta para focalizar la atención y para introducirnos en el “inconsciente colectivo”

Observar, colorear y diseñar mandalas nos aporta una calma y concentración que nos ancla al presente, al aquí y ahora donde únicamente se encuentra nuestro ser y donde la expresión creativa fluye sin obstáculos como un torrente de vida transformada en colores y formas.

Encender de nuevo el deseo de desarrollar el potencial que cada uno posee, empoderarse en las propias cualidades, habilidades y virtudes. Es, en su esencia, un acto de amor hacia uno mismo. El comienzo de una labor que, por sus consecuencias, podríamos asegurar que es la más importante que puede desarrollar el ser humano.

La realización progresiva de mandalas se ejecuta desde una expresión cada vez más personal y aportan identidad y reconocimiento, lo que, finalmente, resulta ser un alimento vital para la propia autoestima.